The Adam of all cryptocurrencies was invented more than a decade ago. Since the start of the internet and Jeff Bezos's glorious idea to start Amazon.com — lucky for us, not as Cadabra, which sounds like Cadaver — payment was a huge issue, especially fraud.
In the 1950s, credit cards were invented to solve the problem of carrying money bags with you. The first one was the Diners Card, which I still am a customer of today.

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It allowed the merchant to copy the credit card information quickly on paper and hand a copy to the customer to countersign it. Its most recognizable characteristic was this swish pop sound.

Before the invention of this funny machine completing the payment process was handwritten paperwork, which just was a long process. I remember customers waiting in the line complaining, “Oh no, another one with a credit card. Now we have to wait much, much longer.” And it was true, the merchant had to get the papers out, write everything down in a readable format, check the identity of the customer and the signature, and this was time-consuming. Payment with cash compared to that was a quick and easy process—so much room for improvement for smart entrepreneurs.

Las artes digitales es un tipo de arte que genera al artista un lienzo en blanco rellenable casi con cualquier cosa que pueda imaginar. Rompe por completo con la forma clásica de producción artística. Los objetos dejan de ser físicos y pasan a ser efímeros, dependientes del medio digital, en un plano donde la ficción supera la realidad, donde se pueden romper, al menos de forma simulada, las leyes de la física.
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Este tipo de arte, en su inmensa complejidad, es un reflejo de la propia humanidad. De como hemos evolucionado y transformado nuestra realidad combinando nuestro poder creativo y la tecnología a nuestro alcance. Formas artísticas que nos inundan por completo en nuestro día a día: a diario nos impactan cientos de expresiones artísticas digitales (fotografías, vídeos, videojuegos…). Y en este contexto, los artistas que utilizan el arte digital como medio de expresión adquieren un significado mucho mayor al del artista clásico. Su producción está más profesionalizada, se valora altamente y se tiende a combinar con el trabajo de otros artistas para crear obras conjuntas. Los artistas digitales están altamente formados, en escuelas específicas para ello, y suelen especializarse en una u otra modalidad.

Esta digitalización del arte ha globalizado el acceso al contenido que, en el contexto de una crisis como la que estamos viviendo, durante el periodo de confinamiento estricto, permitió crear ventanas de libertad tanto para creadores como para consumidores de este contenido.