Competition in this pair is now closed. Source text in Russian Когда мне минуло шесть лет, произошло событие, коренным образом изменившее всю мою жизнь: у меня родилась сестра.
До ее появления мое маленькое "я" невольно казалось мне центром мира. Казалось, что мама, и няня, и наша тесная квартирка -- все это создано исключительно для меня. Конечно, я этого не думала словами, но таково было мое мироощущение. Мама вообще была "всем". Жизни вне ее я себе не представляла. Я также инстинктивно требовала ее присутствия и любви, как воздуха, еды и сна. И той любви и ласки, которую мне мама давала, мне было достаточно, потому что иной я и не знала. Однако мама хотя и любила меня, конечно, но, в то время, как я родилась, слишком еще была полна своей личной драмой с отцом, своей молодой жизнью, так что я занимала в ее душе второстепенное место. А сестра -- может быть, "благодаря" своей болезненности, тревоге за ее жизнь -- заняла сразу первенствующее место в мамином сердце. Мама полюбила ее страстно, буквально не могла надышаться на нее; и вот чутким детским сердцем я поняла, какая может быть настоящая мамина любовь, и поняла, что у меня этой любви нет, что мне надо довольствоваться остатками. Меня не обижали, не наказывали, меня только -- отодвигали. Я все время чувствовала себя лишней: мне не было места в маминых объятиях, в них всегда лежала сестричка. Я все время слышала слова: "Ты большая, уступи, отдай, отодвинься, слезь..."
Так или иначе, много мне пришлось в жизни, как и всякому, видеть горя: терять близких, хоронить дорогие чувства, но этих первых уроков горя, тоски и одиночества, которые испытало мое семилетнее сердце, я не забуду никогда. | The winning entry has been announced in this pair.There were 5 entries submitted in this pair during the submission phase. The winning entry was determined based on finals round voting by peers.
Competition in this pair is now closed. | Cuando cumplí seis años, ocurrió algo que cambió radicalmente toda mi vida: nació mi hermana.
Antes de que ella apareciera, me parecía natural que mi pequeño "yo" fuera el centro del mundo. Me parecía que todo –mi mamá, la niñera y nuestro piso minúsculo– estaba hecho exclusivamente para mí. Claro que esto no lo pensaba en palabras, pero esta era mi percepción del mundo. Mamá lo era "todo" y yo no me podía imaginar la vida al margen de ella. Yo exigía su presencia y su amor de una manera instintiva, igual que el aire que respiraba, la comida o el dormir. Me bastaba con aquel amor y aquellas caricias que recibía de mamá porque no conocía otra cosa. A pesar de todo, cuando yo nací, mamá –aunque me quería, claro está– estaba tan inmersa en su drama personal con papá, en su joven vida, que yo ocupaba en su alma un lugar secundario. En cambio, mi hermana –quizás "gracias" a su estado enfermizo que ponía su vida en peligro– tuvo enseguida un lugar prioritario en el corazón de mamá. La madre la quería apasionadamente y le mostraba una ternura infinita; y yo, con mi corazón sensible de niña, entendí cómo podía ser el auténtico amor de madre y que este amor no era para mí, y que tenía que conformarme con los restos. A mí no me ofendían, no me castigaban, sólo me dejaban de lado. Siempre sentía como si sobrara: no había lugar para mí en los brazos de mamá, siempre eran para mi hermanita. Siempre sentía las palabras: "Tú eres mayor, déjala, dáselo, apártate, aquí…"
De una forma o de otra, me han pasado muchas cosas en la vida, como a todo el mundo, y he vivido el dolor, la pérdida de seres queridos, la renuncia a sentimientos preciosos, pero nunca olvidaré estas primeras lecciones de dolor, tristeza y soledad que sufrió mi corazón en su séptimo año.
| Entry #4474
Winner Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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16 | 4 x4 | 0 | 0 |
| Cuando tenía seis años, sucedió algo en mi vida que la cambió para siempre: nació mi hermana.
Antes de su aparición, sin querer que lo fuese, mi pequeño “yo” era el centro de mi universo. Estaba segura, de que tanto mi madre, como mi niñera, y nuestro diminuto apartamento - todo esto estaba creado únicamente para mí. Evidentemente no lo llegaba a pensar con palabras, pero así fue mi percepción del mundo. Mi madre lo era todo para mí. No me imaginaba la vida “fuera” de ella. Instintivamente, de la misma manera que necesitaba aire, comida o sueño, exigía su presencia y su amor. Y me bastaba con la cantidad de amor y cariño que me daba, ya que eran los únicos que conocía. Mi madre sin duda me quería, pero en el tiempo que nací, ella permanecía demasiado llena de su drama particular con mi padre y de su vida de mujer joven, así que yo ocupaba en su alma un lugar secundario. En cambio mi hermana… quizás por ser enfermiza y por la preocupación de mi madre por su vida- desde el principio ocupó el lugar central en el corazón de mamá. Mamá la quiso con locura, literalmente se le caía la baba en su presencia y ahí fue cuando mi agudo corazón infantil descubrió cómo podía ser el verdadero amor materno. Comprendí que yo no lo tenía, que yo debía conformarme con los restos. No me hacían daño ni tampoco me castigaban, tan sólo me… apartaban. Sentía que sobraba constantemente: no se hallaba un lugar para mí entre los brazos de mamá- ahí siempre yacía mi hermanita. Escuchaba constantemente “eres grande, cede, devuélveselo, apártate, bájate…”
Sea como fuese, como a cualquier otra persona, la vida me ha obligado a conocer muchos infortunios: a perder a seres queridos, a enterrar sentimientos preciados. Pero estas primeras lecciones de infelicidad, tristeza y soledad que recibió mi corazón de siete años, jamás las podré olvidar.
| Entry #4405
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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10 | 2 x4 | 1 x2 | 0 |
| Al cumplir yo seis años, ocurrió una cosa que trastornó mi vida por completo: nació mi hermana.
Antes de su llegada mi pequeño "yo" me parecía, sin pensar, el centro del mundo. Tenía la impresión de que mi madre, mi niñera y nuestro reducido piso, todo esto se había creado exclusivamente para mí. Está claro que no pensaba esto con palabras pero esta era mi percepción. Mi mamá, por supuesto, era mi "todo". No me imaginaba la vida fuera de ella. Requería su presencia y amor con el mismo instinto que me hacía necesitar el aire, la comida y el sueño. Y el amor y el cariño que me daba mi madre me resultaban suficientes porque no conocía otros. Pero, aunque mi madre, desde luego, me quería, al nacer yo, estaba demasiado sumergida en su drama personal con mi padre, en su vida joven, así que ocupé un lugar secundario en su alma. Sin embargo, mi hermana -tal vez "gracias" a su estado enfermizo, a la preocupación por su vida- ocupó el primerísimo lugar en el corazón de la mamá. Nuestra madre la quiso con un amor apasionado, literalmente se miraba en ella como en un espejo; y con mi sensible corazón infantil percibí cómo puede ser el verdadero amor de mi madre y entendí que carecía de este amor y que tenía que contentarme con sus restos. No me trataban mal, no me castigaban -solo me apartaban-. Siempre me sentía fuera de lugar: no había sitio para mi en los brazos de mi madre, siempre los ocupaba mi hermanita. Siempre estaba oyendo las palabras: "Eres mayor, déjale, dáselo, apártate, quítate..."
Quiera o no, he tenido que pasar por muchos momentos dolorosos en mi vida, como todos: perdía a mis seres queridos, enterraba sentimientos profundos, pero estas lecciones de dolor, pena y soledad sufridos por mi corazón sieteañero, no las olvidaré jamás. | Entry #3644
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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8 | 1 x4 | 2 x2 | 0 |
| Cuando cumplí seis años tuvo lugar un hecho que cambió radicalmente toda mi vida: nació mi hermana.
Hasta su aparición mi pequeño "yo" me parecía sin quererlo el centro del mundo. Parecía que mamá, mi niñera y nuestro pisito habían sido creados exclusivamente para mí. Por supuesto yo no pensaba esto con palabras, pero así era mi percepción del mundo. Mamá lo era "todo" por completo. No imaginaba la vida sin ella. Instintivamente exigía su presencia y amor como el aire, la comida y el sueño. Y este amor y cariño que me daba mamá era suficiente para mí, pues no conocía otra cosa. Sin embargo, aunque mamá también me quería, por supuesto, al mismo tiempo aún estaba afectada, cuando nací yo, por el drama personal con mi padre, por sus años de juventud, así que yo ocupaba en su alma un lugar secundario. Pero mi hermana -quizá "gracias" a su naturaleza enfermiza, a la preocupación por su vida- ocupó en seguida el lugar principal en el corazón de mamá. Mamá empezó a amarla con locura, tenía puestos literalmente los cinco sentidos en ella. Y he aquí que yo entendí con mi sensible corazón de niña cómo puede ser un auténtico amor de madre, y comprendí que yo no tenía ese amor, que tenía que conformarme con los restos. No me hacían enfadar ni me castigaban, simplemente me daban de lado. Constantemente me sentía de sobra, no había sitio para mí en los abrazos de mamá, sólo para mi hermanita. Todo el tiempo escuchaba las palabras "Ya eres grande, apártate, córrete, échate a un lado, quítate..."
De un modo u otro me vi obligada, como cualquier otro, a ver la tristeza en la vida, perder a los allegados y enterrar los buenos sentimientos, pero estas primeras lecciones de tristeza, amargura y soledad que sufrió mi corazón de siete años nunca los olvidaré. | Entry #3889
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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4 | 1 x4 | 0 | 0 |
| Contaba yo con seis años cuando aconteció algo que radicalmente cambió toda mi vida: tuve una hermanita.
Antes de su aparición, me parecía que el centro del mundo lo conformaba solo mi pequeño “yo”. Me parecía que mi madre, mi niñera y nuestro pequeño piso, habían sido creados exclusivamente para mí. Claro que esto no lo pensaba en palabras, pero era así mi modo de sentir el mundo. En general, mi madre lo era “todo”. No podía imaginarme una vida fuera de ella. Además, instintivamente exigía su presencia y su amor, lo mismo que necesitaba del aire, la comida y el sueño. Y aquella cantidad de amor y caricias que mi madre me brindaba, me eran suficientes porque no conocía otros. Y, aunque yo sentía que mi madre me quería, por su puesto, en aquel tiempo cuando yo nací, ella vivía todavía abrumada a sobremanera con su propio drama con mi padre, con su vida de juventud, así que, yo ocupaba en su corazón un lugar secundario. Pero mi hermana, “gracias” tal vez a lo enfermiza que era o al miedo que provocaba la lucha por su vida, ocupó el lugar principal en el corazón de mamá. Mamá se encariñó con ella desde el principio, se podría decir que tenía puestos sus cinco sentidos en ella. Y así, con ese sensible corazoncito que solo un niño puede poseer, comprendí cómo puede ser el verdadero amor maternal, y comprendí además que no tenía yo ese amor y que solo debía contentarme con migajas. No es que me ofendieran o que me castigaran, solo me habían hecho a un lado. Me sentía todo el tiempo de más: No había lugar para mí en los brazos de mamá, en ellos estaba siempre mi hermanita. Yo todo el tiempo escuchaba palabras como estas: "Tú ya estás grandecita, dale, hazte a un lado, bájate… "
Por una u otra causa, he visto muchas penas y sufrimientos en esta vida, como todos, creo: la pérdida de seres cercanos, el ocultar sentimientos queridos; pero, estas primeras lecciones de aflicción, angustia y soledad que mi corazón de solo siete años experimentó, nunca las olvidaré.
| Entry #4021
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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3 | 0 | 0 | 3 x1 |
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